
El extraño caso del cónsul de Syldavia
No lo busquen en los mapas. No lo encontrarán. Es un pequeño país situado en Europa oriental, poco conocido. El tiempo pasa muy despacio allí. Se llama Syldavia, el reino del Pelícano Negro. Tiene unos 642.000 habitantes y su capital es Klow. Famoso por sus fuentes termales y sulforosas, ideales para curar las afecciones cardíacas. Exportan agua mineral, así como madera, caballos y violinistas. Sus paisanos son muy hospitalarios y en las zonas rurales aún persisten tradiciones medievales a pesar del progreso y la modernidad. Su forma de gobierno es una monarquía parlamentaria, y el rey actual es S.M. Muskar XII, que cada año desfila con gran pompa por toda la capital en el día de San Wladimir, patrono de Syldavia, mostrando el famoso cetro de Ottokar, sin el cual perdería el derecho a reinar,
A pesar de su tamaño reducido, Syldavia tiene una cuerpo diplomático muy potente. En España hay varios cónsules honorarios. En el caso de Barcelona el cargo lo ostenta el catalán Enric Reverté, que mantiene contactos habituales con otros cónsules del resto de España y de otros países (es una red internacional organizada).
Hasta aquí la ficción. Porque además de ser el cónsul honorario de Syldavia en Barcelona, Enric es el propietario de Can Tonet, una tienda-museo en el barrio del Poble Nou de Barcelona, dedicada exclusivamente a Hergé y Tintín. Hace unos años tenía una imprenta y un buen día decidió venderla y dedicar todo su tiempo y muchos recursos a su principal afición. Enric es tintinófilo, incluso tintinólogo (en su versión más acentuada hay casos de tintinólatras). Compra, vende y colecciona todo tipo de libros y merchandising sobre el conocido reportero del mechón y el resto de personajes creados por el belga Georges Remi.
Tiene registrada desde hace unos meses en España, en la OEPM (Oficina Española de Patentes y Marcas), la marca “Syldavia”, por un período de 10 años, clase 16, para papelería y productos de imprenta. Por encargo, puedes pedir un pasaporte (ficticio) de Syldavia o sobres y sellos del reino del Pelícano Negro.
El pasado mes de setiembre, Enric se enteró (por los medios de comunicación) que un artista que firma Simal quería exponer en una galería de Barcelona una serie de cuadros inspirados en Tintín, y en concreto en el álbum “El cetro de Ottokar”. El nombre de la exposición era “Syldavia”, y cuando comprobó que no habían solicitado el correspondiente permiso para utilizar la marca que él tiene registrada, decidió enviar un burofax informando que no podía utilizarse dicha marca sin la autorización de sus legítimos titulares.
Por supuesto, no tenía ninguna intención de impedir que tuviera lugar la exposición, incluso les sugirió que utilizaran otros nombres como “Borduria” (el país fronterizo y enemigo de Syldavia), o “Pelícano Negro”. Pero, conocedor de que los actuales propietarios de los derechos de autor de la obra de G. Remi (la Fundación Hergé y su editorial Moulinsart), ejercen un control férreo sobre dicha obra y los “royalties” que aún genera, Enric pensó que era mejor que nadie le vinculara a una exposición que utilizaba una marca de la que él era titular. Para evitar problemas con ellos, simplemente.
Como es evidente, el burofax que envió lo firmó con su nombre y apellido, y en ningún caso en su condición de “cónsul honorario” de un país imaginario.
Con posterioridad, a mediados de noviembre, un bufete de abogados en representación de Moulinsart, remitió una carta a los organizadores de la exposición (rebautizada como “Simalia”), advirtiendo que no podían utilizar con ánimo de lucro los personajes creados por Hergé, sus nombres o dibujos, ya que si fuera así iniciarían acciones legales contra ellos.
Finalmente, los organizadores de la exposición decidieron suspenderla, y ha habido un cierto revuelo en los medios de comunicación, que en algún caso han confundido ficción y realidad (una de las obsesiones del maestro belga de la BD-Bande Dessinée), ya que han vinculado al ficticio consulado de Syldavia con una especie de inspector delegado de Moulinsart para controlar cualquier utilización espúrea de la obra de Hergé.
Nada más lejos de su voluntad. Enric Reverté sigue en su tienda-museo, encantado con su título honorario y pensando en la famosa divisa syldava: “Eih bennek, eih blavek” (“el que se acerca, se pincha”) adaptado y reconvertido en el lema del Consulado: “si escuece, es que pica”, en catalán: “si cou, és que pica”.
*Derechos de las ilustraciones: Moulinsart
José-Manuel Silva
Periodista y abogado
Profesor de Periodismo UAO/UAB
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